Probablemente la manera más adecuada de legitimar unas normas es consensuarlas con nuestro alumnado, de tal manera que sean ellos quienes hagan un listado en parejas para después buscar otras parejas e ir implementando nuestro decálogo e ir viendo aquellas que se repiten. Aquellas que más consenso tengan (votación...), siempre filtradas por el profesor, serán las que imperen en nuestro aprendizaje cooperativo, ya que se sentirán parte implicada de la legislación. Así:
0) lluvia de ideas sobre lo que favorece o dificulta el trabajo en equipo. Podríamos poner algún vídeo en el que se viera la necesidad de cooperar a lo largo de la Historia (el Barca de Guardiola, descubrimientos científicos, redes sociales...) y que habría sucedido si no hubiese existido esa cooperación.
1) debate sobre la pertinencia de cada una de ellas.
2) participación del alumnado en la redacción y votación de las normas.
3) consensuar entre todos 4-5 normas para comenzar (el resto de las propuestas las guardaremos para el futuro).
4) elección de un comité de garantías que se ocupe de su cumplimiento (siempre será rotatorio, de tal manera que todos se sientan partícipes y jueces).
5) elección de otro comité (un miembro de cada grupo) para su revisión y posible cambio si así procede. Establecer una fecha para su revisión.
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